Deambulo por el departamento, cama, living, cama, cocina...
vuelvo el rostro inquisidor. Una huella sorprendida se dispara hacia la oscuridad.
Observo bajo mi pie, piel, carne, sangre, huesos. Sigo aquerenciando el tiempo. Esa marca que antes crei casi huella, hoy, muda en sombra y me adelanta. Mi pie sigue enhorabuena una huella, sombra.
Aquella sombra de mi huella me acompaña. Entre pasos y susurros, frenadas y bocinazos oigo "sabemos lo que hiciste", pero no lo creo.
Ella, solo me acompaña.
No, mi sombra no puede saber lo que hice.
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