
Hoy cuando el personaje ya es "nada", todos lo lloran. Todos digitan un sin fin de elogios para "algo", que ya es "nada".
Ayer, cuando era "algo", y el elogio o la crítica hubiesen resultado efectivos, todos nos enfocábamos en la similitud o no, de un busto con un rostro.
Lógico por común, es que hoy "hablemos" con tal pasión, a favor o en contra, de algo que ya es "nada".