¿De cuántas mierdas vive el hombre?

¿De cuántas mierdas vive el hombre?. Es necesario sobresalir para sobrevivir, y ahora más que nunca lo siento. Ahora sé que no soy nada, en este mismo instante. Puta Madre!, cómo me pierdo. Y la arena que sigue cayendo. Yo me hundo, y la nausea... la nausea que llega y se apodera de mí. Noches tras noches que pasan, pero nada pasa para mí. Siempre buscando esa mierda que me movilice el culo de la Vida, pero no existe nada así.
Tantas mierdas hay que creerse para poder seguir,  escucho a mi abuela idiota, me vuelvo a perder. Seguramente me podrían calificar como el peor de los idiotas. Pero no se porqué sigo acá. Ahora trato de pensarlo, ha de ser el miedo que me domina, y mi abuela; bajita, de movimientos delicados, con su cabellera gris y su cara de idiota se queda inmóvil en medio de la sala. Paradita, con sus manos entrecruzadas por el frente dejándolas caer por debajo de su ombligo. Se queda así un largo tiempo - no creo que sepa cuanto me irrita-, como aguardando que mi boca espete alguna frase al estilo -porqué no te sentás, y entonces agradecía como una puta esclava sentarse murmurando entre dientes "que bueno es mi nieto". Entre dientes, porque tiene unas formas tan cohibidas que despiertan en mí al instinto asesino y me genera tal remordimiento por los pensamientos perversos que me aparecen, como creer que una mejor suerte hubiese corrido de haber sido asesinada el ante año pasado junto a su marido. Sobrevivir a su marido ha de ser el peor castigo que Dios le conferió a un ser humano luego de Job.
Aún no descubro cuál es la mierda que la impulsa a seguir, esos son verdaderos milagros. Los viejos de mierda, que se pasan la tarde postrados frente al televisor, entre dormidos, sin entender nada de lo que pasa por esa pantalla, pero siguen igual. Y yo obsesionado por el sentido de la vida, y mis dos abuelas que deciden jugar así sus últimas fichas, y yo creyéndome mejor que ellas aún sin siquiera tener algo a lo que llamar vida. Quizás el asco que siento es porque veo en ellas mi reflejo, el reflejo de una vida desperdiciada.
Nunca hablé con mi abuela acerca de ningún tema en profundidad. No sé que piensa acerca de la Vida, de la Muerte, del Dolor, del Placer. Ella simplemente está ahí, sentada o parada con la vista perdida en la nada, imagino que esperando la Muerte, aunque no se si deseosa de que llegue pronto. Tampoco comprendería el porqué de retrasarla es decir ¿vivir más para qué?. Qué esperanzas esconden las vidas intrascendente, las que vivimos la mayoría de los mortales. Qué misterioso combustible oculta la Naturaleza para que todos sigamos.