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El diletante

Hexagrama 4, te busco.

Ecce Homo

-Quinto "D"
-Quinto "D" de Dedo?
- No, quinto "D" de Dios.

Haciéndonos los Boludos, como perro al que se están cogiendo.

Si ya has dado a alguien, dame también a mí; si no, empieza conmigo. D.e.S

domingo, 29 de mayo de 2011

Aprendiendo a soportar estar conmigo mismo (sin hilo)

Llegó la noche al domingo y caíste en cuenta, hace dos días que estas sin provisiones en el desierto. Tu cerebro, accidentalmente, lanzó una palabra que escapa de tu boca. Tu primer palabra en dos días. Sin embargo, no hay melancolía. Fue un fin de semana adorable, visitaste a los demonios del Bosque con quienes tuviste una larga y tendida charla. Siempre los observaste por el rabillo del ojo, con miedo y recelo, sin nunca atreverte a entablar ese diálogo, pero bien dentro tuyo -como esas cosas que solamente uno puede intuir acerca de uno mismo- sabías que mas temprano que tarde romperías tu silencio para cruzar el estrecho abismo que te separaba del Bosque.
El Bosque, oscuro y tenebroso, está colmado de trampas y peligros. Peregrinar a través de él no es tarea fácil, no hay mapas ni guías tan solo un corazón que se presenta de forma imprevista con pistas cifradas que se revelan  una vez finalizada la construcción del Puente . Únicamente al cruzar resolverás el enigma, y tus sentidos captaran el estirón del alma.
A pesar de todos lo esfuerzos sigues desorientado y una niebla matutina te impide ver tus pies, pero, ¿si todas son pruebas en la vida?, no habrías de prescindir de tus ojos dando lugar a Tu Ojo para construir caminos dejándote llevar no por las corrientes del Mar, sino, por toda esa energía interior que está haciendo estallar tu corazón, por aquellas luces calientes que atraviesan tu mente, y fluir con tu paranoia y soledad.
¿Cómo conectar todos esos nuevos mundos que se revelan ante ti?
Por cada cadena que cortas descubres otra, como capas de cebolla.
Dentro de tu viejo esqueleto de camello se mueve uno nuevo, más ligero, deseoso de sacudir todo exceso de carga combatiendo al espíritu de la pesadez...
 Aguardando por mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Atravesar nuestros desiertos internos, suele dejarnos bellas reflexiones.
Esta es una prueba de ello.

Saludos!
Piscuiza